Cuando
llegan las
vacaciones o hay unos días no laborables, es muy común
irse de viaje a esos lugares a los cuales siempre es grato ir o,
por el contrario, conocer
nuevos sitios en donde además de observar sus encantos naturales, se
pueden pasar algunos días
agradables con la familia y amigos. Esta actividad
implica descanso y
tranquilidad, además, recargarse de energía para comenzar de
nuevo otro periodo, ya sea escolar o de trabajo, y afrontar las tareas con
voluntad y dedicación para dar
lo mejor de sí.
Hacer un viaje implica una serie actividades
que, aunque no se quiera, causan deterioro a los sitios que se visitan, es por
eso que la industria
del turismo ha buscado una alternativa que ha ayudado
a minimizar el
impacto negativo que se le hace a la naturaleza y
no es más que el turismo
sostenible, el cual se define como aquella práctica en la cual se satisfacen las necesidades empleando
los recursos de manera consiente de forma que se puedan renovar para que
las futuras
generación los utilicen también.
Actualmente
se hace referencia a la
sostenibilidad o sustentabilidad como un factor importante
para ser incluidos en los distintos proyectos
turísticos, esto con la finalidad de buscar medidas que ayuden
a la conservación
del medioambiente, de la cultura y la economía del lugar. De
igual manera, es una buena opción para crear conciencia ecológica y
fomentar un cambio hacia el cuidado
de la naturaleza que es muy maltratada por las personas
durante el recorrido que hacen por las diversas zonas.
La práctica del turismo sostenible
nace en el año 1983 cuando la ONU estableció
la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, a partir de allí y
durante los años siguientes se organizaron diversas actividades alrededor del
mundo. En 1992 se llevó a cabo la Cumbre
de la Tierra en Brasil, lo que dio como resultado la Declaración de Río sobre
el Medio Ambiente y el Desarrollo, en este evento se tocaron temas como
el desarrollo
ecológico y la sostenibilidad como medidas para aminorar
el impacto que
produce el turismo.
En
la actualidad, la industria
del turismo ha evolucionado y se ha convertido en un gran aporte a la
economía y comercio
internacional ya que muchos países dependen de este
sector, por lo cual, constituir un sistema de gestión enfocado en la
conservación ambiental ha sido todo un reto. Realizar normativas en
donde todos los actores que forman parte de la actividad turísticas, tanto
público como privado estén de acuerdo, no resulta fácil.
La Fundación Yammine explica
las alternativas que se pueden aplicar para minimizar el impacto negativo que
se le hace al ambiente:
1.- Reducir la huella ambiental:
Por lo general, cuando se hace
un viaje es habitual dejar alguna huella por más mínima
que sea en el lugar y para evitarlo es fundamental colocar la basura en el lugar adecuado,
evitar el uso de vehículos en determinadas áreas, no acudir a zonas naturales protegidas y
emplear medios de transportes pocos contaminantes, como trenes o bicicletas.
2.- Respetar la biodiversidad:
Es común que, al momento de visitar un sitio turístico, las personas se vean
tentadas a tocar o alimentar
algunos animales o hacerle algún tipo de daño, lo mismo
ocurre con las
plantas, se piensa que se verán hermosas en el salón de las
casas. Alterar los
ecosistemas causan un gran daño al ambiente.
3.- Conservar los sitios históricos y
monumentos: Al visitar lugares de interés, es conveniente
cuidar los monumentos y sitios históricos debido a que son parte fundamental de
la región y atracciones
muy importantes.
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