Queremos reivindicar la figura del Asesor Financiero
- ¿Qué es un asesor financiero?
Es un profesional del sector financiero que, en base a una relación directa, personal y frecuente con el cliente, analiza sus circunstancias personales y profesionales tanto presentes como futuras y, teniendo en cuenta en primer lugar sus necesidades a medio y largo plazo, y, en segundo lugar, considerando las incertidumbres presentes en el sistema, recomienda ejecutar una serie de acciones para que el cliente consiga alcanzar sus objetivos patrimoniales.
Dichas recomendaciones son dinámicas a lo largo del tiempo y van adecuándose tanto a las nuevas incertidumbres que van apareciendo en el sistema, así como a los cambios en las necesidades patrimoniales del cliente.
- ¿Por qué tener un asesor financiero?
No nos cuestionamos tener a nuestro médico de familia, ni tampoco tener nuestro dentista, ni nuestro psicólogo, ni nuestro mecánico del coche, ni nuestro manitas para los arreglos simples de la casa, ni nuestro abogado, ni nuestro fiscalista, pero en cambio, dudamos de qué es y para qué sirve un asesor financiero, y, mucho menos, de considerarlo “nuestro”.
La respuesta siempre suele ser la misma:
- “Para qué quiero un asesor financiero si eso ya me lo hace gratis mi banco”. (resalto lo de “gratis” y “mi”)
Ante esto, lo primero que hay que decir es que en el sector financiero operan básicamente tres tipos de empresas: las Entidades de Crédito (bancos, cajas y cooperativas de crédito), las Instituciones de Inversión Colectiva (fondos y sociedades de inversión), y las Empresas de Servicios de Inversión (Sociedades y Agencias de Valores, y Empresas de Asesoramiento Financiero).
Todas las anteriores pueden tener en nómina a asesores financieros, pero sólo las Empresas de Asesoramiento Financiero tienen como único objetivo de su actividad principal el “prestar el servicio de un asesoramiento financiero”. Por lo tanto, sólo éstas se dedican en exclusividad a asesorar financieramente, siendo su remuneración por este concepto clara y transparente.
Lo segundo que hay que decir es que tradicionalmente, España ha sido un país con una baja cultura financiera, entendida ésta dentro del marco de tres conceptos económicos básicos muy importantes en el día a día de todos: el primero sobre lo qué es y qué representa la inflación, el segundo sobre qué son y para qué sirven los tipos de interés, y el tercero sobre qué es y para qué sirve la diversificación de las inversiones, conceptos éstos que inciden directamente sobre el ahorro, la inversión y el endeudamiento de las personas y empresas.
Y es esta baja cultura financiera española la que ha hecho que se haya delegado históricamente la gestión de “nuestras” finanzas en las entidades de crédito, y de ahí que se hable “nuestro” banco o caja, y no de” nuestro” asesor financiero como sí ocurre en otros países.
¿Es gratis el servicio de una entidad de crédito?, sin duda la respuesta es que no. La principal actividad de una entidad de crédito es tomar dinero de unos y prestárselo a otros, y de ahí obtener un margen. ¿Cómo gana dinero una entidad de crédito con un servicio que no es su principal actividad y para lo que debe contratar recursos?, básicamente enmascarando comisiones y diferenciales de precios dentro de los productos que comercializa entre sus clientes. El cliente ve un rendimiento final al cual ya se le ha detraído un coste previo. Por eso el cliente cree que el servicio es gratuito, pero no lo es. Nunca lo ha sido, y creemos que nunca lo será.
Lo tercero y último que se puede decir, es que parece que a todo a lo que le ponemos el pronombre posesivo “nuestro” delante de una profesión es porque ese profesional nos resuelve un problema. Y los asesores financieros son profesionales con una alta y especializada formación en finanzas que entienden lo que es el ahorro y lo que cuesta ahorrar, que entienden lo que es la inversión y saben en qué invertir, y que entienden lo que es el endeudamiento y hasta dónde y por qué endeudarse. Pero es que aparte de entender lo anterior, los asesores financieros tratan de conocer financieramente muy bien a su cliente para poderlo ayudar, y muy a menudo, conocerlo financieramente mejor de lo que el cliente se conoce a sí mismo. El asesor financiero se convierte entonces en una especie de psicólogo financiero qué entiende el comportamiento financiero del cliente y lo adecúa a las circunstancias de su entorno y a los objetivos financieros que tenga.
Así pues, y desde aquí, queremos reivindicar la figura del asesor financiero, ese gran desconocido de la cultura financiera española y les lanzamos nuestra primera recomendación como tales: ¡ponga un asesor financiero en su vida!.
Rafa Rabat, socio de Norz patrimonia
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