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La nueva y llamativa sede de N26, en el centro de Berlín, muestra la historia de su éxito, pero también de sus desafíos. El bloque nuevo de oficinas, con fachada de cristal, es la séptima sede en sus 10 años de existencia. N26 ha crecido tan rápido que las anteriores se quedaron pequeñas. Pero este año ha recortado el 4% de su plantilla y ha paralizado las contrataciones.
Fundada en 2013, N26 fue uno de los neobancos pioneros en Europa. Durante casi una década, el sector captó miles de millones de euros de financiación a través del capital riesgo. La gran promesa de nuevos grupos financieros como N26, Revolut y Monzo era que darían un vuelco a los imperios de la banca minorista. Pero el boom de financiación ha llegado a su fin con el alza de tipos y las dudas sobre estos modelos de negocio van en aumento. Han captado millones de clientes, pero les resulta difícil tener beneficios. Y también han atraído la atención de los reguladores por sus deficiencias en el control del blanqueo de capitales y debilidades organizativas.
Los ejemplos
En Reino Unido, la solicitud de licencia bancaria de Revolut ha estado en el aire desde 2021. Fue fundada en 2015 por el ex operador de derivados de Lehman Brothers, Nik Storonsky, y en 2021 estaba valorado en 33.000 millones de dólares. Desde entonces, han surgido dudas sobre sus controles financieros, su cultura y volumen de negocio, su dependencia del negocio de criptos y la integridad de sus cuentas. En marzo, el auditor BDO dijo que no podía verificar tres cuartas partes de los 636 millones de libras de ingresos que Revolut declaró para 2021.
Los reguladores le han dicho que debe simplificar su estructura de propiedad si quiere tener licencia bancaria. Revolut estudia cómo hacerlo con SoftBank, uno de sus mayores accionistas, que exige una compensación si el banco cohesiona sus seis clases de acciones en una.
En Alemania, N26 tiene dificultades tras el límite de crecimiento impuesto por el regulador (el BaFin) hace dos años por los fallos organizativos y el deficiente control del blanqueo de dinero. La creciente supervisión reguladora ha coincidido con la caída de valoración a medida que estas fintech han tenido dificultades para lograr beneficios. “La banca minorista no gana mucho dinero”, afirma Alex Barkley, socio de Lancero Capital. “Los bancos digitales han tenido que recurrir a la gestión de patrimonios o a los préstamos y ninguno está teniendo buena evolución”, añade.
Incluso veteranos del sector como Anthony Thomson, que fundó el neobanco Atom y la británica Metro, son escépticos. “¿Crearía un banco digital hoy? No, no lo haría”, responde. Y añade que los bancos tradicionales han mejorado mucho su tecnología y sus servicios online.
En junio, el inversor de Revolut, Molten Ventures, rebajó la valoración de su participación un 40%, tras un movimiento similar de la gestora Schroders en abril.
Se van los ejecutivos
La caída de las valoraciones también dificulta la captación de personal. Antes, a los empleados se les incentivaba con acciones que esperaban que se multiplicaran en una posterior OPV. Pero, como el capital riesgo quiere un trato preferente, las acciones de los empleados “a menudo tienen poco o ningún valor real”, explica un exdirectivo de N26.
Revolut y N26 se han visto afectadas por la salida de altos ejecutivos, decepcionados por el estilo de liderazgo de los fundadores. En 2022, los seis ejecutivos más veteranos de N26 acusaron a los fundadores de crear una “cultura del miedo”. En Revolut, varios altos cargos se marcharon el año pasado, y este año han salido el director financiero, el director de banca y el jefe de personal del negocio británico.
Sus controles de delitos financieros han sido sometidos a escrutinio en múltiples ocasiones, la más reciente después de que Financial Times revelara que estafadores robaron más de 20 millones de dólares de su entidad en EEUU debido a un problema con su sistema de pagos.
Su dependencia del negocio de criptomonedas es objeto de controles, ya que el valor de los activos digitales se ha desplomado. A pesar de los desafíos, las autoridades citan estos neobancos como ejemplos brillantes.
El optimismo de estos nuevos bancos dependerá en parte de los ingresos que pueden extraer de los depósitos de los clientes. Revolut y N26 han tenido éxito captando clientes jóvenes. Ahora no es un grupo muy rentable, pero esto debería cambiar a medida que avancen sus carreras profesionales y sus ingresos.
Los neobancos tendrán que invertir mucho en ampliar su gama de productos para conservar a sus clientes y ganar dinero con ellos. Un reto crucial será convencer a más personas para que los utilicen como banco principal.
Pero el mayor desafío podría ser conciliar la cultura de start up con las necesidades de un sector muy regulado.
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