En su informe “Perspectivas de la Economía Mundial”, publicado este mes, el Fondo Monetario Internacional destaca: «Las correcciones al alza del pronóstico para Estados Unidos han compensado las revisiones a la baja de los pronósticos de otras economías avanzadas, en particular los de los países europeos más grandes. Del mismo modo, en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, las interrupciones en la producción y el transporte de materias primas —sobre todo el petróleo—, los conflictos, los disturbios civiles y los fenómenos meteorológicos extremos han dado lugar a revisiones a la baja de las perspectivas para Oriente Medio y Asia Central y para África subsahariana». La entidad pronostica que el crecimiento mundial se mantenga «estable aunque decepcionante» en 2024 y 2025, con un 3,2% constante.
En este contexto, no es de extrañar que bastantes personas sientan preocupación al pensar en su situación económica no sólo actual, sino también futura, temiendo por el estado de sus finanzas personales. Según los datos de la macroencuesta Statista Consumer Insights, el 37% de los encuestados en Estados Unidos respondieron afirmativamente a la pregunta de si están preocupados por su futuro financiero, cifra similar a la registrada en Reino Unido (34%) y Alemania (35%). La proporción es aún mayor en países como México (40%) y España (43%). En cambio, las finanzas personales parecen no ser un motivo de inquietud para un porcentaje tan elevado de encuestados en las regiones urbanas de China, pues sólo una séptima parte de los entrevistados en el país reconoció estar preocupado por el estado futuro de su situación financiera.
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