¡Saludos Mortales! A estas alturas, seguro que conoces por múltiples fuentes que este pasado sábado 18 de noviembre estuvimos cerca de un auténtico apocalipsis monetario digital: tarjetas que no funcionan, Bizums que nunca llegaron y muchos compradores ávidos de Black Friday que tuvieron que renunciar a las suculentas ofertas que habían conseguido tras esperar pacientemente a que abriesen los comercios… Y todo ello por algo tan simple como no poder pagar con ningún medio digital o electrónico
Hoy ya sabes cuáles fueron los efectos de la caída de RedSys, tema que ha monopolizado la discusión económica del fin de semana. Sin embargo, brilla por su llamativa ausencia algo de luz sobre qué pasó realmente con RedSys, por qué pasó, y cómo es posible que un fallo puntual de un sistema desate tal caos. Y es que, saber qué pasa cuando llega el caos está muy bien, pero aún mejor es saber por qué se ha producido y qué podemos hacer para que este tipo de sucesos nos afecte lo menos posible. Pero tranquilos Mortales, para eso estamos nosotros aquí.
Comencemos por el principio: ¿Qué es RedSys?
RedSys es un proveedor de servicios de pago que presta su tecnología tanto a comercios como a entidades financieras y plataformas online, ofreciendo una manera cómoda y sencilla de procesar transacciones y custodiar datos tan sensibles como la información de los medios de pago.
El principal nicho de actividad de RedSys es por tanto el dinero digital en todas sus formas: tarjetas de crédito y débito, pagos online o incluso la plataforma de envíos instantáneos Bizum o los cajeros automáticos.
El uso de cualquiera de estas tecnologías y medios de pago está tan integrado en nuestro día a día que es muy posible que jamás te hayas parado a pensar en cómo funcionan. En otras palabras: ¿qué hace que al dar la numeración de mi tarjeta y mi CVV yo pueda pagar una compra online? ¿Y cómo es posible que tenga una interfaz similar en todas las webs? ¿Quién vigila que la transacción se complete y el comercio tenga la seguridad de que va a recibir el dinero que yo pago? ¿Quién se encarga de transferir el dinero desde mi cuenta corriente a la que tiene mi amigo asociada a su móvil cuando le envío un Bizum? La respuesta a todas estas preguntas es simple: los proveedores de pago.
Aunque la descripción detallada de su tecnología es compleja, sí que podemos resumirla de manera sencilla: los proveedores de pago, conocidos también como payment services providers o PSPs por sus siglas en inglés, actúan como una empresa logística del dinero digital, encargándose de que el dinero llegue de forma rápida, segura y cómoda a donde tiene que llegar. Para ello, utilizan una serie de sistemas de cuadre y consolidación que permiten notificar, solicitar, autorizar y procesar todos los envíos de dinero que podamos imaginar.
Todo ello se complementa con una tecnología de comunicación universal a través de APIs para que los desarrolladores de comercios web y herramientas de pago puedan utilizar sus servicios e integrarlos de forma cómoda y, a la vez, ofreciendo una interfaz de usuario visual, accesible y agradable.
Por tanto, estos proveedores de servicios de pago son algo así como los “carteros del dinero”, encargados de llevar del punto A al punto B millones de euros cada segundo. Podemos imaginar sólo por el volumen y la importancia de sus operaciones el tremendo macrosistema tecnológico de interconexiones y comunicaciones que está detrás de esta labor.
Y, además, se encargan de otra faceta fundamental: la seguridad de las operaciones, estableciendo controles y mecanismos antifraude que resultan especialmente útiles cuando perdemos o nos roban nuestras tarjetas.
Sus principales clientes directos son las entidades bancarias, que luego nos revenden sus servicios al darnos medios de pago que podemos utilizar cómodamente con nuestro móvil y/o a través de Internet. Por ello, todos nosotros nos beneficiamos directamente de sus servicios, ya que la alternativa a ellos sería utilizar únicamente el dinero en efectivo, los cheques o las transferencias bancarias. Esto provocaría una demora sustancial en las operaciones y dificultaría mucho el desarrollo de actividades como el comercio online, por ejemplo.
En el caso concreto de España, RedSys es de lejos el PSP con mayor penetración de mercado, dando servicio a la práctica totalidad de las entidades bancarias. De ahí el impacto tan notable que provocó un fallo casi momentáneo de su plataforma.
¿Qué pasó el 18 de noviembre?
En torno a las 13 horas del sábado 18 de noviembre un mensaje de error se extendió de forma viral por millones de datáfonos, TPVs virtuales, cajeros y móviles en diversas variantes. Todas ellas pueden resumirse con un simple: “Su pago no ha podido ser procesado”.
La razón para esta parálisis momentánea del sistema de pagos durante casi dos horas fue un fallo en el sistema de comunicaciones interno de la propia RedSys, tal y como reconoce la compañía, descartando la hipótesis mucho más inquietante de un ataque externo.
Así, la plataforma de procesamiento de pagos tiene una ventaja enorme que es a su vez su mayor desventaja: ofrece una interfaz y un medio cómodo y sencillo para conseguir envíos de dinero inmediatos y facilitar las actividades, pero si se cae su red, es imposible realizar este tipo de operaciones. En otras palabras, no existe plan B.
Ahora bien, pese a lo tentador que es culpar de la no existencia de plan B a la tecnología, debemos hacer autocrítica y revisar no sólo el sistema y qué ha fallado, sino también nuestro uso y dependencia excesiva en ocasiones de determinados avances tecnológicos. Es decir, no sólo debemos revisar los sistemas de comunicación de RedSys, debemos también revisarnos a nosotros mismos.
Una adaptación sensata y apropiada a la era digital
En una era definida por la conectividad y la tecnología, incidentes como la caída de RedSys, aunque preocupantes, son en cierto modo esperados. La dependencia cada vez mayor en sistemas digitales trae consigo la probabilidad de fallos ocasionales, debidos en ocasiones a la simple saturación de los sistemas, por ejemplo.
Sin embargo, esta idea no debe ser motivo de alarma, sino una llamada de atención a reforzar la adaptación y la resiliencia. Es importante recordar que, a pesar de su vulnerabilidad ocasional, los sistemas de pago digital han demostrado ser extraordinariamente seguros y eficientes.
El reciente episodio de RedSys lo ha demostrado: una rápida resolución del fallo en solo dos horas y con plena recuperación de todas las funciones en un día generalmente no laboral como el sábado. Esto es testimonio de la agilidad y capacidad de respuesta inherentes a estos sistemas. Este nivel de eficiencia y recuperación rápida es algo impensable en alternativas de pago más tradicionales.
El efectivo, por ejemplo, aunque tangible y familiar, conlleva riesgos significativos como robos, pérdidas y falsificaciones. ¿Y cuánto tardamos en recuperar el dinero perdido a causa de recibir un billete falso? Si somos ciudadanos honrados, la respuesta es infinito, ya que los bancos están en la obligación de retirarlos de la circulación sin canjear su valor a quien los presenta.
Los cheques, por otro lado, implican procesos más lentos y susceptibles a fraudes y falsificaciones, sin mencionar las comisiones y la demora en disponer de los fondos. En contraste, los sistemas de pago digital ofrecen seguridad mejorada, trazabilidad y una inmediatez que estos métodos tradicionales no pueden igualar. A pesar de los incidentes ocasionales, los beneficios a largo plazo y las mejoras continuas en la seguridad y eficiencia de los pagos digitales son claros y significativos.
El futuro de los pagos está inequívocamente en el terreno digital. Sin embargo, ser inteligentes en cómo abordamos esta realidad es fundamental. Debemos saber que todos los sistemas, por avanzados que sean, pueden fallar en algún momento. Así estaremos preparados para manejar estos eventos con menos estrés y más eficacia.
Tener alternativas listas, como llevar algo de efectivo o tener acceso a varias formas de pago, no solo nos brinda seguridad sino también flexibilidad. Esta adaptabilidad es crucial en nuestro rápido y cambiante mundo digital.
Por ello, desde Finanzas para Mortales estamos siempre dispuestos a explorar no sólo el «qué» y el «cuándo» del fallo, sino también hemos profundizado en el «por qué», ofreciendo una visión más completa de la situación.
Nuestra discusión sobre los sistemas de pago digital, particularmente en el contexto del incidente de RedSys, subraya la importancia de la adaptabilidad y la preparación en nuestra era digital. Mientras que los fallos son inevitables en cualquier sistema, la capacidad de responder y recuperarse rápidamente es lo que define la resiliencia de la tecnología moderna. Eso sí, recuerda que somos nosotros quienes decidimos cómo usarla y es nuestro deber ser resolutivos y tener previstas las posibles incidencias.
Sigamos juntos explorando y comprendiendo las dinámicas de nuestro mundo financiero digital y exprimiendo al máximo sus ventajas sabiendo estar preparados para sus puntuales y mínimos fallos. ¡Hasta la próxima!
Prof. Julián Óscar Hernández Florindo
Doctor en Economía de la Empresa y Finanzas
Formador de Finanzas para Mortales
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