
El lunes, un cable submarino clave que conecta Alemania con Finlandia,
el C-Lion1, fue cortado en lo que Alemania ha descrito como un acto de sabotaje. Este
cable, enterrado a casi un metro bajo el lecho marino y esencial para las
telecomunicaciones, ahora yace dañado en el fondo del Mar Báltico.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, señaló que es improbable
que el daño sea accidental y sugirió que se trata de una acción híbrida con
intenciones maliciosas.
El corte de C-Lion1 ocurre poco después de un incidente similar el domingo,
donde un cable entre Lituania y la isla Gotland de Suecia también sufrió
daños. Estos eventos recuerdan el misterioso
sabotaje del gasoducto Nord Stream
en 2022, aumentando las preocupaciones sobre la seguridad en el Báltico.
El corte de los cables el domingo y el lunes se ajusta al patrón de ataques
que se han vinculado a Rusia. Además, no es ningún secreto que Rusia ha
mostrado en los últimos meses un mayor interés por los cables submarinos,
patrullando cerca de infraestructuras marítimas críticas a menudo lejos de sus
costas.
Finlandia y Suecia, ahora miembros de la OTAN, han intensificado sus
preparativos frente a posibles crisis. Finlandia publicó recientemente una
guía en línea para que sus ciudadanos sepan cómo actuar en emergencias,
mientras Suecia distribuye un
manual titulado «En caso de crisis o guerra», que detalla las responsabilidades de los ciudadanos en caso de un
conflicto.
Guerra híbrida
La guerra híbrida es un concepto militar y político que hace referencia a
un tipo de conflicto que combina elementos de guerra convencional, guerra
irregular, ciberataques, propaganda, y otras tácticas no tradicionales. En este tipo de guerra, los actores involucrados (estados, grupos
insurgentes, organizaciones terroristas, etc.) emplean una
mezcla de estrategias y medios con el objetivo de
desestabilizar o afectar a un adversario, sin recurrir necesariamente a la
confrontación militar directa.
Funcionarios de seguridad y expertos europeos llevan meses advirtiendo que
Rusia estaba librando una guerra híbrida contra Occidente, acusaciones
motivadas por una serie de ataques incendiarios, hackeo y explosiones
aparentemente aleatorios ocurridos en múltiples ciudades europeas en los
últimos meses.
Entre ellos se incluyen los ataques incendiarios contra un garaje de autobuses
en la capital checa de Praga, el
Museo de la Ocupación
en Riga, Letonia, un almacén de una empresa ucraniana en Londres y un centro
comercial en Varsovia, Polonia. También se ha informado de múltiples ataques de
hackeo e incidentes de espionaje en diferentes países europeos. Al mismo tiempo,
la Unión Europea ha acusado a Rusia y Belarús de militarizar la inmigración
empujando a sus fronteras a los solicitantes de asilo de terceros países.
Fuente:
BBC
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