La psicomotricidad fina hace referencia a la coordinación de los movimientos pequeños y precisos de las manos y los dedos, por lo que resulta esencial para poder realizar tareas tan importantes como escribir, abrocharse los botones o, simplemente, sostener utensilios, entre otros ejemplos básicos de la vida diaria. Para trabajar en ella y poder desarrollarla correctamente, los juguetes y juegos se convierten en un apoyo muy destacado en los primeros años de vida de los más pequeños. Por ello, recopilamos algunas de las propuestas más interesantes que podemos encontrar.
Spike
Indicado a partir de los 18 meses, es ideal para que aprendan a seguir patrones, relacionen y aprendan a clasificar. Aparte de desarrollar habilidades motoras finas mientras colocan pinchos de colores en la espalda del erizo Spike, fomenta el aprendizaje de algunos conceptos matemáticos como, por ejemplo, aprender a contar del 1 al 12.
Goula, Hungry Monster
Consiste en preparar una pizza con cuatro ingredientes y para ello los jugadores tienen que girar una ruleta en la que puede que les toque la casilla de ingrediente o la del monstruo: si caen en la de ingrediente cogen el alimento en cuestión y lo colocan sobre la base de pizza, pero si no es así el ingrediente se lo come el monstruo. Gana el jugador que primero complete su pizza con sus cuatro ingredientes. Está recomendado a partir de 3 años de edad y permite trabajar la psicomotricidad fina con la ayuda de unas pinzas que vienen incluidas y que deben utilizar para agarrar los ingredientes y llevarlos a la base de la pizza.
Japace ‘Torre de Pisa’
Recomendado a partir de 3 años, es un modelo de simulación de la Torre Inclinada de Pisa en Italia. Para empezar a jugar primero hay que crear una red de palos a modo de barrera alrededor de la estructura y depositar las bolas de madera incluidas en la parte superior. Luego, deben lanzar un dado y en función del color que salga quitarán un palo de ese mismo color pero con cuidado de que ninguna bola se caiga. Gana el jugador que consiga quitar el mayor número de palos tirando menos veces las bolas. Además de desarrollar las habilidades motoras manuales, este juego ayuda a trabajar la coordinación mano-ojo.
Jenga
En este conocido juego de mesa de habilidad física y mental se retiran bloques de madera de una torre para luego equilibrarlos en la parte superior y así construir la torre más alta posible sin que se derrumbe. Está indicado a partir de 4 años y refuerza habilidades como la coordinación mano-ojo, el control de la fuerza, la precisión y la percepción visual.
Quercetti
Contiene una tabla con agujeros y unas piezas de colores que se encajan para crear mosaicos variados. Fomenta la creatividad y la imaginación, ya que los menores (recomendado partir de 3 años) crean una diversidad de diseños y formas con los ‘pinchos’ incluidos. Además de desarrollar su motricidad fina, aprenden los colores y las formas geométricas.
Lazo de motricidad
Con este clásico juego infantil, el menor adquiere soltura con las manos y consigue coordinar mejor sus movimientos. El funcionamiento es muy sencillo: el niño debe desplazar las piezas de un extremo a otro del juguete a través de los carriles, con el objetivo de acostumbrarse a hacer maniobras y actividades precisas con las manos.
Jugar con plastilina
Una buena herramienta para trabajar la psicomotricidad junto a los más pequeños es la plastilina. Ofrece infinitas posibilidades de elaboración, es fácil de manipular y no solamente sirve para trabajar los movimientos y ganar soltura con las manos, sino también para estimular la creatividad.
Animal sobre animal
Ayuda a los estudiantes a desarrollar el equilibrio, el pulso y la habilidad manual de forma simultánea. Para jugar, se deben apilar los animales que contiene el juego, con el cocodrilo como base. El jugador que derribe la torre de animales deberá quedarse con todos los que haya tirado. Se hace con la victoria el participante que coloque exitosamente todos sus animales en la torre.
Un juego educativo dirigido a niños en edad preescolar que cuenta con 17 niveles por los que poder avanzar en función de las habilidades del pequeño. Con él, aprende los gestos básicos, además de a reconocer formas, colores y palabras. Intuitivo, le permite jugar sólo o en compañía de un adulto sin recibir ningún tipo de evaluación para no generar stress en el menor. Está disponible en inglés y español lo que ayuda al infante a aprender sus primeras palabras en ambos idiomas de la mano de los seis coloridos animales.
Pintar un cuadro
A través del dibujo, los niños aprenderán las formas y los colores básicos. Cuenta con una gran selección de fotografías para pintar, las cuales incluyen desde vehículos o plantas hasta los personajes favoritos de los más pequeños. Todas ellas les ayudarán a potenciar tanto la motricidad fina como la precisión, así como el grado de atención.
Ayuda a la concentración y la destreza, con este juego para el móvil en el que deberá colar todas las bolas en un agujero. Para ello, hay que mover el dispositivo en todas las direcciones. A medida que se resuelven los niveles, la complejidad de estos aumenta, al crecer el número de bolas y disminuir el tamaño del agujero. Junto a este modo simple, ofrece otro de laberintos que también aumentan en dificultad.
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