Lejos de desaparecer o de reducir su impacto, el acoso escolar continúa siendo una pesada lacra en los centros educativos. Con el objetivo de reflexionar sobre las razones por las que sigue ocurriendo y las consecuencias para los estudiantes, docentes y familias, a mediados del pasado mes de enero se celebró el XII Encuentro EDUCACIÓN 3.0: ‘¿Están preparados los centros para prevenir y afrontar el acoso escolar?’. Emitido en directo a través de YouTube, contó con la participación de Raquel Pastor, portfolio Manager KiVa-Macmillan Education; Natalia Puyuelo, secretaria de la Asociación No Al Acoso Escolar (NACE); Juan José Bueso, director del CEIP Cristóbal Colón (Madrid) y María Pareja, catedrática de Lengua y Literatura en Secundaria y escritora de literatura juvenil. El debate estuvo moderado por Francisco Javier Palazón, director de EDUCACIÓN 3.0.
¿Cuáles son las causas?
La ONG International Bullying sin Fronteras apunta que España ocupa el tercer puesto del mundo con cerca de 70.000 casos de acoso escolar en el período 2022-2023, lo que supone un incremento del 625% respecto al curso anterior, cuando se reportaron 11.200 casos. La primera cuestión a la que respondieron los invitados estuvo relacionada con las razones de este considerable aumento, entre las que destacaron el acceso temprano a la tecnología, la pérdida de valores e incluso una mayor visibilización del problema.
Raquel Pastor (Macmillan Education): “Por un lado, las tecnologías y el acceso a los dispositivos móviles de forma temprana han sido un elemento clave: el acoso escolar ya existía pero se producía en un entorno más cerrado, por lo que el acosado podía volver a casa y refugiarse en ella. Ahora con la tecnología y las redes sociales ya no existe ese espacio seguro. También somos conscientes de que existe y le hemos puesto nombre, por lo que resulta fundamental para luchar contra ello. Asimismo, estamos en momentos convulsos y hay una pérdida de valores relacionados con la solidaridad, la equidad, el respeto… Igualmente hay que destacar el acceso a contenidos como la pornografía, que no pueden asimilar. Por último, la pandemia también ha afectado mucho a la salud mental de niños y adolescentes.
Natalia Puyuelo (NACE): “El acoso cuando se ve solo es la punta del iceberg. Esto quiere decir que ‘por debajo’ el niño ya ha tenido que aguantar muchísimo. Por lo tanto, que el acoso escolar sea ahora más visible es porque hemos empezado a poner nombre a qué es acoso y qué no. En la actualidad, hay que empezar a darle confianza a los pequeños para que lo cuenten ya que uno de los mayores enemigos del acoso es el silencio”.
Juan José Bueso (CEIP Cristóbal Colón): “Es necesario tratar la prevención y el respeto, pero si el alumnado no tiene conciencia de lo que supone el acoso, las consecuencias que genera, que no empatice con la persona que está sufriendo es cuando se seguirá produciendo. También tienen que ver los problemas en el ámbito personal relacionados con la envidia, la frustración, la inseguridad, haber sufrido humillaciones previamente… Todo eso genera violencia. Por otro lado, los problemas familiares, los ambientes disfuncionales, la falta de apoyo emocional y de orientación por parte de adultos responsables junto a la ansiedad, la depresión o la tecnología son otras de las causas. Asimismo, hay que reconocer la diferencia y fomentar el respeto, si no vamos a un contexto de competitividad y superioridad sobre otras personas y los casos de acoso seguirán creciendo”.
María Pareja (docente y escritora): “Estamos viviendo un momento histórico de concienciación, ya que estamos empezando a reconocer la violencia y a no tolerarla. Hasta hace unas generaciones, la violencia en el aula era consentida y tolerada. Dentro del proceso de concienciación, los datos sobre acoso escolar son ‘positivos’ porque eso significa que se reconoce. La novedad ha venido de la tecnología y con el ciberacoso no tenemos herramientas para gestionarlo. Los jóvenes están conectados a TikTok muchas horas y hay retos y claves entre ellos que se normalizan y se viralizan. En la actualidad, los esfuerzos tienen que ir encaminados a dar visibilidad a este problema y crear espacios para condenarlo”.
El papel de los centros
Tras realizar una ‘fotografía’ de lo que supone este problema y sus posibles causas, la segunda pregunta fue encaminada a la preparación de los centros educativos para afrontar el acoso escolar. Todos los participantes estuvieron de acuerdo en que cada vez están mejor preparados aunque todavía quedan muchas cosas por hacer.
Juan José Bueso: “Estamos preparados, pero nos encontramos con tantas dificultades en nuestro día a día que a veces nos olvidamos del bienestar en el centro. Y es que tenemos muchos escollos y uno de ellos es la falta de formación. Por otro lado, hay que replantearse nuestra labor, no mirar hacia otro lado y no minimizar estas situaciones de violencia. Para ello, es muy importante la escucha activa para evitar el malestar emocional en el alumnado y hay que promover el liderazgo positivo de los estudiantes, que son una parte importante de la solución del problema. La colaboración familiar es esencial y hay que dar difusión entre ellas sobre este tema porque todos somos responsables”.
Raquel Pastor: “Los centros cada vez están más preparados y son conscientes del efecto de no hacer nada. También están estableciendo políticas de prevención aunque hay que enfocarse en medidas proactivas y no reactivas. No obstante, hace falta formación sobre el acoso, conocer su origen, los roles y porque se mantiene en el tiempo, y aunque tenemos herramientas, hay que saber utilizarlas. Las familias también son clave porque los niños perciben la tolerancia por parte de los docentes y familias, y eso es esencial para que modifiquen su conducta. Igualmente es importante saber qué ocurre en los recreos, en las rutas, en las actividades extraescolares… porque en esos entornos hay más manifestaciones de maltrato. Por ello, hay que observar continuamente ya que los niños no van a decir nada, pero como grupo se puede combatir. Alumnado, familias, docentes y equipo no docente, todos tienen que aportar para acabar con el problema”.
Natalia Puyuelo: “Los centros han mejorado en prevención y detección. No obstante, el docente tiene mucho que aprender sobre cómo mirar y ver el acoso. Y es que el problema viene cuando hay un caso de acoso grave, es decir, cuando ya se tiene que implicar una inspección o una administración educativa. Los centros tienen que aprender a enfrentarse a estos casos, que haya vías fáciles de cara a las familias y de protección del menor. No vale con cambiar al niño de colegio. Le estamos victimizando otra vez”.
María Pareja: “Es un proceso que estamos viviendo en los centros. Desde el punto de vista del profesorado, cada vez nos encontramos con más espacios en los que podemos hablar de este problema. No obstante, cada docente desde su área puede hacer cosas. En mi caso, en una tutoría problemática de 1º de ESO se me ocurrió escribir un libro, ‘Dame un like’, y lo trabajamos desde grupos cooperativos. Y es que a veces el acosador no sabe que es acosador y el acosado tampoco. En ese momento, cualquier docente en su aula puede proponer medidas e implicarse. Hay que poner todo el énfasis en el centro y en la directiva pero cada docente puede aportar en su aula”.
Herramientas
El encuentro continuó con la ayuda que pueden aportar empresas y asociaciones para acabar con el acoso en las aulas, así como las herramientas con las que pueden contar los centros y los docentes. Programas como KiVa, de Macmillan, o la labor de sensibilización que realizan asociaciones como NACE son algunas de las cuestiones que se comentaron en este bloque del encuentro.
Raquel Pastor: “En nuestro caso tenemos el programa KiVa de prevención contra el acoso escolar y con el que trabajamos en nuestro país desde 2017. Estas iniciativas tienen que ser integrales y deben impactar en todas las áreas educativas. Dentro de KiVa hay una serie de formadores oficiales certificados para que este programa se implemente con la máxima calidad. Está vinculado a una serie de elecciones relacionadas con la inteligencia emocional, la empatía, la asertividad… Los niños tienen que entender qué se siente cuando se excluye a una persona de forma deliberada de un grupo. También que tienen derecho a ir seguros a los centros. Asimismo, el programa valora de forma anual cómo está funcionando a través de unos cuestionarios que los estudiantes responden de forma anónima acerca del tipo de acoso que perciben. Los niños tienen que formar parte activa de ello”.
Natalia Puyuelo: “En la asociación NACE realizamos charlas de sensibilización de cara a los docentes y a las familias para que pierdan el miedo, sobre todo en los centros. También acompañamos a las familias que sí sufren acoso escolar creando un entorno seguro porque cuando hay un caso grave de acoso parece que los protocolos y las actuaciones desaparecen. Y esto hay que arreglarlo. Por supuesto que hay programas que funcionan, pero necesitamos docentes implicados. Es importante que a los docentes les den el espacio, el personal y el tiempo para que un niño vaya a un centro de forma segura. El niño no sabe qué le pasa, no le pone nombre a las emociones y hay que ayudarle”.
La importancia de las figuras
El siguiente punto que se trató fue de qué forma están ayudando figuras como las del coordinador de bienestar o de mediación, que llevan poco tiempo implantadas en los centros educativos. En este caso, los dos docentes participantes señalaron que es fundamental que colabore más de una persona en el centro para trabajar en esta problemática.
María Pareja: “No debe ser una única persona, si no que cuantos más nos impliquemos mucho mejor: desde los docentes y estudiantes hasta las familias. En mi centro hay un sistema de mediación que funciona muy bien y la iniciativa la tuvieron los propios alumnos hace unos años. Sobre todo sirve para que aprendan a gestionar los conflictos. Incluso una alumna implicada me acompañó en algunas charlas y ella misma se dio cuenta de que era acosadora y no lo sabía. Este sistema tiene una serie de cursos y herramientas que les permite conocerse”.
Juan José Bueso: “Los centros de la Comunidad de Madrid contamos con un protocolo de actuación estipulado por la propia consejería y un equipo de apoyo para los centros. Por otro lado, el coordinador de bienestar es una figura novedosa, con poco peso todavía y un perfil por definir. Tiene funciones muy delimitadas asegurando el bienestar de todo el alumnado aun con la cantidad de estudiantes que tenemos. También está para guiarles dando a conocer los derechos de la infancia. Asimismo, tiene que ser alguien con una disponibilidad horaria, con conocimiento del alumnado, del entorno, de la comunidad educativa…”.
La imagen del acoso escolar
En la última parte del debate, los invitados reflexionaron sobre si creen que hay centros que ocultan los casos de acoso escolar por miedo a perder su prestigio o que se tenga una imagen negativa de ellos. Todos apuntaron que esa situación no soluciona el problema en absoluto y que hay que pedir ayuda cuando se necesite.
Natalia Puyuelo: “A nosotros nos han llegado casos y me sorprende mucho. Cuando un centro niega el acoso, el problema es muy difícil de atajar. El acoso hay que trabajarlo en equipo (aulas, familias, servicios sociales, pediatras…). Hay señales que son invisibles que nos dicen mucho sobre un posible caso de acoso. Es cierto que hay centros que no les gusta que le digamos que hay acoso escolar, pero nosotros vamos a ayudar, no a atacar”.
Juan José Bueso: “Entiendo que quién trata de ocultar esos casos es porque piensan que habrá menos familias que van a querer llevar a sus hijos a ese centro, pero hay que estar orgulloso de reconocer que existen problemas, que los abordamos, que proponemos soluciones y que nos comprometemos con el bienestar del alumnado. Ocultar este tipo de casos va en contra del mismo centro y, por contra, la imagen mejora si el problema se aborda”.
María Pareja: “Entre mis compañeros siempre veo una voluntad de buscar soluciones. Gracias a mi libro, he podido visitar varios centros con problemas serios de acoso y me he encontrado una comunidad educativa volcada en buscar soluciones y en tratar el tema. También los docentes, que han encontrado en la música o en otro tipo de recursos distintas fórmulas para que no vuelva a ocurrir”.
Raquel Pastor: “Está vinculado al prestigio del colegio, que no haya acoso escolar, pero es un fenómeno inherente a la socialización de los estudiantes. Cuando un centro dice que no hay acoso escolar seguramente lo haya pero no se han enterado porque es complicadísimo detectarlo. Cuando aparece un caso de acoso, el centro no tiene la culpa, pero sí la tiene de que aparezca y no se haga nada. Hay que actuar y saber cómo se notifica. Para ello, se necesitan cauces muy claros”.
Hay esperanza
Para finalizar, el director de EDUCACIÓN 3.0 pidió a los participantes que ofrecieran un mensaje optimista y esperanzador sobre esta problemática. Todos coincidieron en que hay muchas cosas por hacer pero que las formas de actuación y prevención han mejorado y que hay que seguir por ese mismo camino.
María Pareja: “Por mi condición de docente, para mí las palabras pueden ser sanadoras y liberadoras. Encontrar espacios a través de la lectura donde puedan verbalizar lo que han vivido. Creo que como sociedad estamos ‘progresando adecuadamente’ para detectar el problema y denunciar la violencia. También hay que aceptar la diversidad, la diferencia y la autenticidad. Muchos casos se producen por tener características diferentes así que hay que valorar lo que nos hace diferentes”.
Juan José Bueso: “Las personas diferentes y las que no utilizamos la violencia somos muchas más y nos tenemos que unir, pasando de la pasividad a la actividad ante quienes nos imponen la violencia”.
Natalia Puyuelo: “Me gustaría que hubiese tal presión social relacionada con el respeto y la solidaridad que a la mínima que se insulta a alguien, entre todos le ‘mirásemos mal’ y que no hubiera que decir más. Que todos tengamos muy claro nuestros valores”.
Raquel Pastor: “Tenemos una buena oportunidad para que los niños llenen su vida con buenos valores y habilidades para la vida, qué aprendan y que sepan cuales son sus derechos para sentirse seguros. Para ello, sólo tenemos una herramienta: la prevención. En todos los sitios, tanto en el físico como en el cibernético”.
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